En una sociedad regida por la tecnología cualquiera pensaría que solo hay un resultado, que todos seríamos cada vez más fríos, sin embargo, no fue así. Incluso en este año, 2060, lleno de androides y maravillas tecnológicas somos más humanitarios que nunca. No nos dejamos derrotar por el narcisismo, el individualismo. Trabajamos hasta no poder más por construir este futuro que ahora es nuestro presente.

Pensábamos que la violencia nos convertiría en seres indiferentes, pero no fue así.

Solo escuchamos sonidos en el aire, no hay balas, no hay agresión, no hay violencia, pero los cuentos de nuestro hermanos muertos se cuentan en las calles, no olvidamos el pasado.

Éramos una sociedad salvaje, que sólo rompía corazones, sentir no hacía parte de nuestro diario vivir. Y ahora que nos mantenemos de pie. Ahora somos tres veces más humanos de lo que solíamos ser. Los años nos hicieron bien a todos, aprendimos a estar, a ser y a dejar ser.

En lo profundo, estábamos acostumbrados a abandonarlo todo, ahora aunque la facilidad para hacer las cosas lo deje todo más sencillo, no perdemos la pasión por hacerlo bien.

Un mundo entregado a las máquinas, pero que tiene un corazón latiente y ardiente. Nuestro pasado, aunque oscuro y lleno de sangre, nos hace quienes somos, y quienes no queremos volver a ser. En 2060 las personas se escuchan, no se pelea por lo mínimo, no se ofende por lo que sea, porque todos respetamos. Comenzamos respetando a la madre tierra, quién con nuestra ayuda, rejuveneció, sus días ya no están contados y ahora la historia que escribimos la hacemos a conciencia, pensando en todos.